viernes, agosto 29, 2008

April March

Primera escena: él, solo y un poco más viejo, sentado a horcajadas sobre un banco de piedra gris en una plaza rodeada de edificios. Su expresión (una sombra de sonrisa, vacía de saña) deja entrever que el dolor tiene más de necesidad que de lujo.

Segunda escena: a ella, que tiene el pelo un poco más largo, le pasa a algo importante (o eso cree él).

Tercera escena: él la extraña mucho.

Cuarta escena: ella se va.

Quinta escena y escenas sucesivas, al fine: el director decide guardarse para él lo que pasa. Pantalla en negro. Ruido de lluvia.

Nota de La fruta: esto lo escribimos hace bastante (en junio, según Blogger), y pospusimos la publicación por motivos cercanos a la superstición y para ver si se nos caía una idea que viniera a cumplir la predicción que planteó H. Quain para los que lo imitaran. Si lo publicamos ahora no es porque hayamos dado con el mecanismo que buscábamos, como se ve a simple vista, sino porque nos avivamos de que, si bien somos varios, tenemos, pucha, una vida sola.

miércoles, agosto 27, 2008

Tercera trinidad sin misterio alguno

Tras casi dos meses de dedicarnos casi íntegramente a la esperanza infundada (actividad trabajosa, si las hay), no nos queda otra que volver a Lo Terrible, en alas de tres motivos:

1) La culpa, que descansa en la peregrina idea de que hay gente que, por motivos que se nos piantan, sigue entrando de vez en cuando.

2) La sospecha (que se transforma en certeza en este preciso instante) de que nuestra prosa se está anquilosando a ritmo alarmante, más allá de que nos hayamos granjeado una Lamy ("es como escribir como una nube", tendría que rezar la publicidad) que nos mandó a los empujones (con suavidad de nube, eso sí) a nuestro viejo cuaderno de tapas cuadrillé.

Esto es lo que ganamos por no prestarle atención a Tía M. (probablemente, embobados por su voz) cuando nos dijo, la última vez que la vimos, que teníamos que escribir un poco todos los días.

3) La necesidad mía, no nuestra, de desearle un unbirthday estética, poética, metafísica y caricaturísticamente ideal a L., a quien quiero tantísimo y que no se merece esta entrada, sino un blog entero.