domingo, enero 11, 2009

Digresión sobre Lo Terrible, así, en general

Lamentamos informarles que, finalmente, pasó: mientras escribíamos una entrada que no va a ser publicada, hace días, advertimos con espanto que, al menos en términos formales o estructurales, se nos están acabando las ideas (o, mejor, que las ideas se nos acabaron hace varios meses y que desde entonces no hacemos más que repetir el mismo patrón, tiro tras tiro). No hay solución a la vista, al menos en el corto plazo. Las causas de la situación, eso sí, se nos caen de los bolsillos:

1) La grotesca disminución de la cantidad de nuestras lecturas en español, fuente inagotable de todos los latrocinios de los que hacemos gala en este espacio.

2) Ciertos entreveros con los más enclenques de los paraísos artificiales, pero que son demasiados y que son prolongados y que no nos generan ni un orgullo pueril.

3) El hecho de que parte de la familia nos sorprendiera con un "porta-anotador" de cuero, con nuestro nombre grabado, tan hermoso que se nos hace imposible no correr a buscarlo cuando tenemos ganas de escribir, en claro perjuicio de Lo Terrible.

(Esta circunstancia también propició que, adoleciendo de simbolismo, hiciéramos un pozo modesto en la arena y, previa maceración con acetona, incendiáramos nuestro anterior cuaderno).

4) Esta especie de velo incoloro (ni siquiera gris, color que nunca nos había dejado a pie) que, no hay caso, nos hace ignorar cosas que hace poco nos emocionaban (o, mejor, que nos deja emocionarnos pero no nos regala las ganas de hacer algo con la emoción).

5) Otras.

Así las cosas, no nos queda más remedio que empezar a empezar a empezar a pensar en renunciar a cierto tipo de entradas, en abandonar cierto tipo de prosas y en desistir de ciertas temáticas, al menos hasta que dejen de repetirse con una frecuencia que, al menos para nosotros, es insostenible. Es musulmanamente pecaminoso repetir lo que ya se dijo, sobre todo si se piensa que se dijo bien.

Por otro lado, conociendo la constancia y la coherencia que ostenta Lo Terrible, lo más probable es que la semana que viene volvamos a escribir como antes, como ahora y como la semana que viene.

Y, si no, como nos cuenta Borges en el Atlas que armara con María Kodama: "Hay tantas cosas en la múltiple Suiza que también hay lugar para lo terrible".

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