miércoles, julio 26, 2006

Nomenclátor de la fruta

Padre

Potencialmente, claro: la ausencia, lo irrelevante, lo terrible, la vergüenza, la protección, aquél que te revela verdades desde una celda en Torrijos.

Yo me tengo que conformar con este tipo que me cautiva; que no tiene ningún miramiento a la hora de embelesarme cuando responde con harta llanura a mis preguntas (vergonzosamente estúpidas y cuya respuesta, en la gran mayoría de los casos, humildemente, ya sé); y que tiene el descaro de contarme sin pudor alguno anécdotas que de épicas tienen más bien poco.

No es nada más que eso: una manera para que el funcionamiento de una caja de cambios

y la razón detrás de la diferencia de precio entre vacas y terneras

se me hagan poemas y arcanos y sonrisas.

Y no está nada mal.

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martes, julio 11, 2006

De lo que guarda (o no) un saco de arquero

Me pregunto si sabrá Vieytes que en el pago donde vio la luz hay paisanos un poco hastiados de lo telúrico, o si imagina la impavidez que se está adueñando de los cuises, cuyo nombre era Legión y ahora son carne de perro.

¿Recordará que el pago es la gloria cuando llueve?

¿Sospechará que el río está bajo y triste?

Me pregunto, ante todo, si sabrá que hay dos que en el pago le pasaron cerca a eso que llaman felicidad.