lunes, noviembre 13, 2006

El Zahir de la Fruta

...y los hay quienes dedican sus vidas a defender coherencias más cercanas al artificio. La Fruta está entre los primeros, los que aceptan los guiños del Cosmos con humildad y, siempre y cuando no se apliquen a algunos de los casos especiales (porque con eso no, repito, no se jode), hacen la venia y se limitan a maravillarse.

Un día aprendimos que los dineros eran terribles.

Un día aprendimos que los dineros (una moneda de veinte centavos, digamos) que tanto habíamos aprendido a vilipendiar eran, en rigor, un repertorio de futuros posibles.

Pero.

Un día (hoy, digamos), aprendimos que la cantidad de futuros posibles contenidos en los dineros, comparada con los que hay en vos, es insignificante hasta el alivio.

Y todos tan contentos.