sábado, diciembre 05, 2009

Sin peto y sin espaldar

Los que nos visitan hace tiempo saben que la resignación y la renuncia son parte importante de Lo terrible, no solo por la posición moral o estética tomada en algunas entradas: también se dejan ver (y desaparecen instantáneamente, austeras) en la elección de algunas obras, autores o directores que nos tuvimos fe para comentar; y el espacio en sí ejerce varias renuncias, entre las cuales la relacionada con la frecuencia de actualización es claramente la más inofensiva.

Destacar esto es relevante porque tenemos que reconocer que esas dos pátinas empiezan a perder lustre. Lo empezamos a sospechar hace cosa de dos semanas, cuando advertimos que se nos escapaba una ilusión de las más lindas (las que surgen solas, sin que las ayudemos a fuerza de pensar) y a nosotros se nos caía una protesta. Lo novedoso del caso (porque a esta altura los más ya habrán advertido que este espacio está destinado casi exclusivamente a la protesta, más o menos virulenta, más o menos disfrazada de comentario sobre una película, más o menos escondida*) es que, en esta oportunidad, la protesta no tenía fines puramente purgantes, sino que apuntaba a revertir una situación. Es posible pensar que años de silencio (atenuado solo unas poquitas veces, limitadas casi todas al plano íntimo) nos anquilosaron un poco. Es posible pensar eso, pero mejor no.

La erosión incipiente de la fachada la confirmamos el viernes, cuando Luis Alberto Spinetta nos dijo "sí", una y otra vez, con la voz cada vez más clara y dulce, a nosotros que habíamos sufrido tanto cuando escuchábamos la música y nos emocionábamos y crecíamos** y nos templábamos en la certeza triste de que había cosas que no íbamos a vivir***.

Así las cosas, es posible que en el futuro tengamos más reservas al momento de echar algunos candados. En el pasado no podemos hacer mucho, pero nos aterra la posibilidad de haber encerrado la felicidad, sabe Dios en qué cuarto.


* Ahí, al lado del mérito.
** El verbo necesita un poco de ayuda para ser justo: hay grandes partes de nuestro ser que se remontan con precisión de relojería a una tarde en la que vimos una filmación ajada de una suerte de video clip para "Campos verdes", de Almendra, aunque es probable que la música del video nos haya impresionado más que la filmación.
*** Variedad de certeza en la que posteriormente nos especializamos, con mérito suficiente como para que el Universo nos pase, al parecer, a planta permanente.