martes, mayo 22, 2007

Reivindicación

Los que tienen dificultades a la hora de dejar de pensar, tienden a tener una concepción relativamente estructurada y predecible de la realidad, o al menos eso piensan. Así las cosas, que les volteen un estereotipo, hijo de largas horas de olvidar diferencias, es casi cataclísmico.

De todos modos, los que escribimos no podemos dejar de agradecer al taxista anónimo que hoy nos llevó

(sin despegarse un instante del carril de Scalabrini Ortiz que huye del río)

por Tres Arroyos (ex Monte Egmont, ex "Montemón" para los baqueanos),

por la iglesia de San Bernardo, la iglesia del Cristo de la mano rota (mano que Monseñor Laguna, brutamente, hizo arreglar),

por Boedo,

por Florida,

por 1971.

Nobleza obliga: nos asustó al principio, cuando dijo que en esos cien metros había cuatro estilos arquitectónicos distintos (aprovechando la fácil circunstancia de dos restaurantes que de lejos parecen árabes) y nos aterró cuando chapuceó unas clasificaciones sin demasiada convicción. Sin embargo, después... gracias.

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