lunes, julio 25, 2005

My kingdom for a lighter shade.

(Obviando lo terrible del caso, ¿no?)

En una época (un mes, quizá. No más.) mi madre me decía que me parecía al moro de venecia, que era el moro de venecia. Nunca aclaró si hablaba de Orson Welles o de Sir Laurence Olivier o de su idea de Otelo (libro que no leyó, vamos). Nunca le pregunté tampoco, porque con eso alcanzaba para hacerme bastante feliz.

Gracias al viaje en ciernes y a la exitosa política de empezar los interrogatorios a los tiros, el parecido empieza a parecerme una desgracia.