martes, noviembre 27, 2007

Revisionismo

Acá en Lo Terrible vemos con buenos ojos el avance de la ciencia, la creemos una empresa noble y hemos sabido pasarnos más de una noche obnubilados mientras nos hablaban de isótopos y singularidades, aunque más no sea por cierta teatralidad, cierto simbolismo de buen gusto, que despliega el Universo cuando hace lo que hace.

Es por esa razón que no nos rasgamos demasiado las vestiduras cuando recordamos el despertar al logos. Es por esa razón que estamos dispuesto a perdonar, casi sin suficiencia,

(porque nos hemos visto también en la grupa del entusiasmo: resistimos infamias, en pleno envión de aceptar un insulto menor; crecimos en direcciones insospechadas y —si cabe— incorrectas, empujados por un halago, quizás hipócrita; nos enamoramos de la sinécdoque que es una sonrisa)

que hayan reducido a un partidito entre centros ciclónicos y anticiclónicos la majestad de Eolo, que se desgañita para llamar la atención noche tras noche, como bien sabe cualquier habitante insomne de un piso 12.