jueves, julio 05, 2007

Émula del tiempo en clave de bebop

—Well, Mother, do you think they'll make it?
—Well, Father, it's their choice. Of course they can make it.


En mi antigua casa (no la más antigua, por cierto) había todos los tomos de la Historia Universal de Pirenne. Es muy probable que esté proyectando mis deseos de haber sido un niño más interesante que el que en realidad fui, pero estoy más o menos seguro de que alguna que otra vez me acerqué con miedo a los volúmenes soberbios y traté de robarles algo.

Por alguna razón, sólo recuerdo las entradas correspondientes a las empresas de Schliemann y al julepe correspondiente a vérselas cara a cara con Agamenón, o casi.

(Por otro lado, estoy prácticamente seguro de que dichas empresas y dicho julepe no aparecen en la Historia de Pirenne, sino en otro libro, también bastante soberbio, que me caía tanto mejor porque tenía unas ilustraciones de los dioses helénicos que todavía recuerdo. Eso no implica que la Historia no me suscite los recuerdos susodichos. En fin.)

Si hace falta justificar los tres párrafos anteriores, tendría que decir que me rompí la madre contra otra historia universal, que procuraré dejar al alcance de mis hijos, más o menos cerca de la de Pirenne.

Voyage to next (1974), de Faith y John Hubley, es tanto más acotada y vaga que la Historia, pero reboza de acuarelas, de swing y de estética lisérgica.



Encima, Dizzy Gillespie estuvo a cargo de la música y encima le prestó su voz (que tan felices nos hace) al Padre Tiempo (personaje que brilla por su ausencia en el trabajo de Pirenne, al igual que la Madre Naturaleza).

Listo.

Disclaimer: No, Lo Terrible no está en pleno proceso de transformarse en una bitácora sobre animaciones escrita por alguien que no para de chapucear. Más allá de que la plétora de cartoons (apelativo que usó cierto director de cierto diario escrito en inglés para referirse a la obra de cierto servidor y cierto gran amigo de cierto servidor) que estamos viendo algunas veces nos emocione (y nos emocione bien), en tanto la espera no deje de ser actividad y pase a ser preámbulo, nos veremos en la obligación de agarrarnos de lo que podamos para escribir.