lunes, junio 25, 2007

Noblesse oblige (o "de por qué la distancia más corta entre dos puntos son las líneas rectas y/o Japón")

So pena de abandonar la mínima coherencia de esta serie de dicterios contra el Universo, nos vemos en la obligación de palmearle el hombro al Cosmos y soltarle un sentido "gracias, varón".

Porque, señores, necesitados de un poco de pasividad en nuestra relación con la violencia

(a saber: por un ratito siquiera, dejar de ser primum movens —o, aunque sea, engranajes— en el relojito del dolor)

empezamos, acertadamente, a buscar cosas de Priit Pärn.

Y las encontramos.



Empero, y acá es donde se manifiesta el "gracias, varón" susodicho, junto a Priit Pärn nos topamos con Adam Elliot, de quien ya habíamos oído hablar (tarde piamos) y que aportó religiosamente su cuota de oscuridad.



Ya un poco más tranquilos, a punto de agarrarnos a piñas con la pared, vimos algo más y recordamos una sentencia que, gracias a Dios, no se nos termina de marcar en la piel:

Si alguien, por X causa, tiene que tomar la pelota metafórica y mandarla redondamente a la tribuna, ése es alguien será indefectiblemente japonés.

En este caso, Tatsuo Sato, con su Cat Soup, basado en los dibujos de Nekojiru, suicidada. Delirante y violentamente hermoso.



Por supuesto, las imágenes no son más que capturas arbitrarias. Por supuesto, no termino de aprender a configurar esa leyendita que surge, amistosa, cuando el puntero pasa por sobre las imágenes. Por ese motivo, me veo obligado a redactar arduamente para anoticiarlos de que la primera es de Karl ja Marylin (Priit Pärn, 2003), la segunda es de Cousin (Adam Elliot, 1998) y la tercera es de Cat Soup (Nekojiru-so) (Tatsuo Sato, 2001).

Ahora sí. A dormir.