Fragmento de charla probablemente oída al pasar en Levitar. El sábado.
Él, de riesgosa vestimenta. Ella, muchísimo más torneada.
Los dos, posiblemente novios en la primaria y claramente pasados de faso, discuten ciertos rasgos paranoicos y obsesivos de las cartas de ella, quizá con más solemnidad que la recomendable.
Ella intenta, sin demasiada convicción, ganar la seguridad del mimetismo.
—Si te lo ponés a pensar, no es tan raro.
Él, que a todas luces ya se lo había puesto a pensar, no puede evitarlo.
—No es tan raro. Todas las palabras que dije hasta hoy quisieron decir lo que las que voy a decir mañana: "No me dejes".
Los dos, posiblemente novios en la primaria y claramente pasados de faso, discuten ciertos rasgos paranoicos y obsesivos de las cartas de ella, quizá con más solemnidad que la recomendable.
Ella intenta, sin demasiada convicción, ganar la seguridad del mimetismo.
—Si te lo ponés a pensar, no es tan raro.
Él, que a todas luces ya se lo había puesto a pensar, no puede evitarlo.
—No es tan raro. Todas las palabras que dije hasta hoy quisieron decir lo que las que voy a decir mañana: "No me dejes".
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